lunes, 29 de julio de 2013

El reflejo emético

Imagen: Cuadro aspetti di vita quotidiana, vomito. Taccuino Sanitatis.

Como el estornudo, como la tos, como muchos otros actos reflejos que opera nuestro organismo desde el sistema nervioso central hacia las entidades efectoras, asi también funciona el vomito.
En el posteo inmediatamente anterior aborde acerca de la nausea y el vomito, a propósito del video presentado mostrando la indisposición de un gato.

El vomito ya lo dije antes es un reflejo y un reflejo necesita un estimulo. El estimulo puede ser central o periférico:
Central si se produce por estimulo compresivo de la zona bulbar correspondiente (a nivel faringeo, al introducir un objeto o alguno de los dedos). Además se produce por efecto de fármacos como digitalicos, morfina, y por supuesto emetinas.
periférico si se produce por alteraciones gastrointestinales irritantes.

Todo reflejo tiene un componente resolutivo, es decir, un fin, el fin de los reflejos debe ser noble, es por lo cual la naturaleza los hizo estar presente (y sobre todo persistir a través del tiempo), sin embargo, un reflejo exagerado puede tener repercusiones serias en el organismo, incluso llegando a ser mortales, como ejemplo una broncoconstriccion exagerada ante un alérgeno en los asmáticos.


Regresando al reflejo emético, los impulsos aferentes vagales simpáticos arriban al centro bilateral del vomito a nivel del núcleo motor dorsal del vago en el bulbo raquídeo (cerca del tracto solitario) y estos impulsos se redireccionan a través de los pares craneales V, VII, IX, X, XII a la parte alta del tubo digestivo (por los nervios raquídeos) y a la parte alta de diafragma y músculos abdominales.
 
Se antecede con un antipersitaltismo por algunos minutos, este a veces desde el íleon y de manera retrograda (Esto en literatura me suena a retrospección) va por el intestino a una velocidad de 2 a 3 cm por segundo, propulsa el contenido intestinal devolviéndolo hacia el duodeno y el estómago en un periodo de 3 a 5 minutos, al distenderse las zonas altas del tubo digestivo se inicia el vómito.

Y la parte operativa en si misma debuta con fuertes contracciones del duodeno y estomago junto al relajo de esfínter esofágico inferior el contenido entonces llega al esófago, y entonces una inspiración profunda, se sucede la elevación del hueso hioides y de la laringe para mantener abierta el esfínter esofágico superior, y se cierra la glotis y se eleva el paladar blando, ambos eventos para prevenir el escape del contenido por las vías análogas, la tráquea y las fosas nasales, respectivamente.

Y entonces una poderosa contracción del diafragma y de los músculos de la pared abdominal: se comprime así al estómago y aumenta la presión intragastrica y el relajamiento del esfínter esofágico inferior expulsa ascendentemente el contenido, asi se produce en una fracción de segundos lo que se conoce como vomitos, proceso conocido en medicina como reflejo emético.
 
 

miércoles, 17 de julio de 2013

LA NAUSEA, LA ZONA QUIMIORECEPTORA REFLEXOGENA Y LA NARANJA MECANICA.

“But as quick as a shot came the sickness, like a detective that had been watching around the corner and now followed to make his arrest.”

Tuve una duda espontanea, algo sobre el cual no había reparado al ver aquella película por vez primera, ni segunda, ni quinta, ni sexta. No recuerdo cuantas veces la vi, pues vuestro humilde narrador, andaba entretenido en las escenas violentas muy bien estructuradas por Stanley Kubrick, y rápido como un disparo vino la pregunta ¿Era posible, fisiológicamente hablando, desencadenar la indisposición y angustia en Malcolm McDowell?

Por gustarme el efecto de oír el recitar a viva voz, pues me he fijado que suena muy musical y dramático, estuve buscando los poemas de “las flores del mal” en reproductores de video, del ciberespacio. Y sucedió que me entretuve entre videos de sugerencias, animales que hacían cosas divertidas, como hablar palabras cortas o aves que en arrebatos de furia espantaban a animales mucho más grandes que ellos -El inglés chicken out significa acobardarse, una paradoja, pensaba. Y Llegue a este video:
 

Habian unos gatos, un suelo de parquet y algunas hojas de periódico nada extraño, jueguecillos de confraternidad, pero entonces algo audaz, la ternura desembocaba en un arrebato de emesis, repentinamente vino el recuerdo, como un detective que sigiloso ha estado observando en la esquina y ahora dispuesto a entrar en acción, y era lo que estaba videando, era la Naranja Mecánica.

El malchico y pequeño drugo Alexander DeLarge (parafrase de Alexander the Great -Alejandro Magno-) tenía una enérgica, descarada, apremiante atracción hacia Beethoven, el sexo y la violencia elevada a limites ultras, dueñas del sinsentido, sin aparente necesidades reales, más que diversión, y nihilismo según dicen, si los bolsillos andaban llenos de dengo despilfarrarlos invitando whisky a quienes estaban en el mismo lugar no era mala idea, solo para salir a cometer fechorías y diez minutos después estar otra vez ahí tomando leche con narcóticos, invitando a los presentes más trago, las manos manchadas de crimen.

Un tiempo después allá en sus últimos días en la cárcel Alexboy era sometido a un tratamiento tan intrépido como temerario, observar forzosamente películas con alto contenido de violencia junto con administración de fármacos administrados por vía intramuscular que producirían aversión a la misma, el efecto Ludovico, una adaptación romántica que hace Anthony Burguess, de la teoría del condicionamiento clásico de ruso Ivan Paulov (quien hizo salivar al perro dando campanadas previamente familiarizado con el hecho de recibir alimento, una respuesta orgánica a un estímulo determinado). Él no podía pensar en algo negativo que se relacione con la violencia, ultraje y el pensamiento hedonista, pues recibía súbitos destellos de pánico, indisposición y nauseas pues sucedería que “as quick as a shot would came the sickness” de esta manera Alex libre al brillo solar y al reverberar del viento, estaba curado.

¿Y ahora qué pasa, eh?.

De vuelta al punto inicial, mi duda había seguido a una nueva ¿Qué fármacos podrían simular a la inyectada, desencadenando la angustia, invitando a la emesis? Después de una revisión bibliográfica, me sumergo en reflexiones. El estado emesis antecedido por la nausea como evento pródromo, es la regurgitación del contenido del tramo alto del tubo digestivo, la mecánica es rápida: Impulsos aferentes vagales simpáticos arriban al centro bilateral del vomito a nivel del núcleo motor dorsal del vago en el bulbo raquídeo, (cerca del tracto solitario) y estos impulsos se redireccionan a través de los pares craneales V, VII, IX, X, XII a la parte alta del tubo digestivo (por los nervios raquídeos) y a la parte alta de diafragma y músculos abdominales.

 
Claro está que aunque le antecede muchas veces la náusea no es vomito. La náusea es un pródromo del vómito, un reconocimiento consiente de la excitación inconsciente de un área del bulbo íntimamente asociada con el centro del vomito.

Existe una zona quimio receptora reflexogena a ambos lados del suelo del cuarto ventrículo, cerca del área postrema, algo que según mis cálculos debe tratarse del diencefalo, su estimulo eléctrico puede inducir al vómito, al igual que la administración de fármacos como la morfina, apomorfina, derivados de digitalicos. La destrucción del área postrena bloquea este tipo de vómitos pero no influye en aquellos secundarios a estímulos irritantes del tubo digestivo, evidentemente, Alexander deLarge recibía estímulos centrales por fármacos que estimulaba a la zona quimio receptora reflexogena.

La morfina genera adicción y sueño, síntomas que no presentaba Alex, dentro de varios posibles al azar averigüe sobre digitalicos, algo que leí algunos meses atrás, según recordaba unos glucósidos cardiotónicos como la digoxina, la digotoxina o la ouabaina aumentaban la fuerza y contractilidad del miocardio, el periodo refractario del nódulo auriculo ventricular y aumentan la resistencia periférica, por lo que eran muy prescritas en insuficiencia cardiaca disritmias y anginas. Ademas se observaba mejora en pacientes edematosos (cuando se hinchan algunas zonas por volumen de liquido extravasa), por mejorar la diuresis. Por ser de índice terapéutico muy estrecho descarte la idea de que Alex haya sido prescrito, los niveles tóxicos demuestran incluirse malestares náuseas y vértigo, así como dolor abdominal y diarrea, pero una depresión directa del automatismo del nodo sinoauricular, sería igual de probable de presentarse junto a la náusea o vómitos, quedo descartado.

¿Y ahora qué pasa, eh?.

La morfina y digitalicos no podrían ser, podrían ser entonces algún otro cualquiera como la emetina (que si se administra por via intramuscular como se relata en la obra), o alguna otra que se podría desarrollar de manera sintética era algo que me resultaba ya relativo. ¿Era posible replicar la angustia y la náusea? ¿Por qué tiempo después el estímulo persistía?

Pues al vomito se desencadena además por estímulos psíquicos de escenas inquietantes, olores nauseabundos y factores psicológicos, además de estímulos hipotalámicos (relacionado al sentimientos a lo emocional) similares pueden desencadenar la náusea de manera directa a través de zonas quimio receptoras de gatillo.

Entonces recordé que hace algún tiempo habia encontrado un termino en el Guyton y Hill, doudecima edición, y este era reverberación. Consistía en evocar un recuerdo incluso un olor aunque este no haya sido percibido por el sentido, sucedia algo parecido con el sonido, eran evocados por los recuerdos, este mecanismo es el culpable del condicionamiento clásico y del efecto Ludovico, de la secreción gástrica y salival del perro ruso y de la angustia y estado nauseoso en el que se sumergía  Alexander DeLarge, y se evocaba por la imagen de violencia y sexo así como al sonido que había acompañado a las proyecciones condicionantes, música clásica de handel, Mozart, y sobre todo la novena sinfonía cuarto movimiento de Beethoven, este era el eslabón y culpable, estaba claro, como el agua cristalina. Más claro que el azul radiante de una mañana de verano.

¿Y ahora qué pasa, eh?.

Encontré al final este poema de “Las flores del mal”, que me hizo escribir de manera accidental esta entrada, es el “El Amor y el Craneo“ de Charles Beaudelaire, el poeta maldito, que según la critica aseguran habla sobre el hombre que piensa demasiado en el amor y de tanto pensar en él, llega hasta un punto que ese amor se convierte en sufrimiento; no discrepo con esa lectura, pero observo algo mas ahí escondido, observo un estado de indisposición y angustia, nausea con algo de romanticismo.

El amor y el cráneo.
L'amour et le crâne
, Charles Baudelaire (1821-1867)


El amor está sentado en el cráneo
de la Humanidad,
y desde aquel trono, el profano
de risa desvergonzada,

sopla alegremente redondas pompas
que flotan en el aire,
alcanzando los mundos
en el corazón del éter.

El globo frágil y luminoso
toma un gran impulso,
estalla y exhala su alma delicada,
como un sueño de oro.

Y oigo el cráneo rogar y gemir
a cada burbuja:
-Este juego feroz y ridículo,
¿cuándo terminará?

Pues lo que tus labios crueles
esparcen sobre el aire,
monstruo asesino, es mi cerebro,
¡mi sangre y mi carne!